lunes, 5 de marzo de 2012

NOTA APRESURADA SOBRE LA COMPLEJIDAD: SOPRANO Y HAMLET



“Tony Soprano es mucho más complejo que Hamlet porque Hamlet solo dura cuatro horas”, eso decía Robert McKee hace tan sólo unos días en una entrevista publicada en el diario El País (aquí). Sé que suena estúpido, pero desde que leí esta frase, algo no deja de reconcomerme, de pasarme por la cabeza. Sí, no es la primera vez que oía esto, pero en anteriores ocasiones no me había detenido a pensarlo. ¿Qué sentido tiene esta afirmación? ¿Qué puede haber detrás de esta afirmación, más allá de una simple (y compleja) necesidad de dignificar el trabajo de guionista, algo por otra parte muy necesario? ¿Por qué Shakespeare? Partamos del hecho de la complejidad, dejemos a un lado la otra parte. ¿Es la complejidad un hecho objetivo, y por lo tanto mesurable? Más aún, podemos preguntarnos: ¿algo es menos complejo porque dura menos tiempo? ¿Es el tiempo el criterio de la complejidad y, por ende, el de la calidad? El propio McKee habla de cien horas para alcanzar la necesaria complejidad de un personaje. ¿De qué está realmente hablando? ¿de complejidad o de acumulación de situaciones desarrolladas de un modo atractivo para el espectador y que duren lo suficiente para mantenernos atrapados?
         No lo tengo claro (como casi siempre), pero me parece esta idea de McKee una trampa fácil en la cual caer. Su idea es que el mayor alcance temporal permite una mayor complejidad, entendida ésta como una mayor cantidad de contradicciones y pliegues argumentales en los personajes y, por tanto, en la trama. El problema, desde mi punto de vista, no está en esa idea de complejidad, sino en la historicidad de los medios. No creo que Tony Soprano sea ni más ni menos complejo que Hamlet, fundamentalmente porque no cabe posibilidad comparatista sin un referente que determine claramente esa posibilidad. No cabe la comparación a tres términos como presuponen McKee y otros, es decir, una comparación del siguiente modo, que es la de la que se parte: Soprano-Hamlet-complejidad (en un sentido difuso y a la par objetivable) sino más bien considero que la comparación podría ser a cuatro términos: Soprano y una idea de complejidad entretejida por el marco temporal (histórico, social, político, económico, medial…) en el que se da y Hamlet en el marco de su temporalidad. A partir de ahí podría verse una lectura, aunque no creo que la complejidad sea lo interesante. La comparación sólo puede ser posible, tal como lo veo, a cuatro términos, y no desde un formalista vacío histórico que coloca a los personajes (Hamlet-Soprano) sobre un mismo y aséptico atrezzo a-histórico que hace caer en la trampa de la comparación y que permite extraer cualquier hipótesis. Me parece bastante poco convincente (cuando no ridículo) suponer que se les puede comparar sin el trasfondo histórico y sociopolítico que condicionan ambas obras. Veámoslo desde otro lado: ¿la Venus de Tiziano es más o menos compleja que Caja Brillo  de Warhol? ¿Complejidad respecto a qué? No creo que el tema sea la complejidad. Otros ejemplos de esta simplicidad argumental, habitual en muchos textos, lo hallamos en irrisorias afirmaciones tales como: “Seurat […] anticipa el píxel” (Nicolas Bourriaud).


            Por otra parte, en las afirmaciones de McKee se observa igualmente un profundo sentido artistotélico al reducir toda calidad a la trama, a esa fábula que decía Aristóteles, donde se debía de retratar a personajes actuando a los cuales algo terrible debía sucederles. Ahí residía el peso de toda la cuestión. La complejidad de una obra no se puede reducir a la acumulación de sus tramas y las contradicciones de sus personajes, sino que igualmente —opino— debería tener en cuenta el proceder lingüístico, el trabajo con el lenguaje, y la manera con la que desde éste el escritor se enfrenta a la realidad y su tiempo.  Este tipo de reduccionismos sólo sirven para justificar algo de lo que se partía, o como lema (impactante) o eslogan que sirva para vender algo. Una vez que extraes a obras y personajes de su complejidad “puedes hacer que signifiquen cualquier cosa”, y como ficción puede ser divertido (que lo es), pero como desarrollo teórico me parece algo francamente débil.